El
tratarse de una pregunta tan amplia, compleja, incluso, el hecho de estar
planteada en el primer año de carrera, hace que me resulte bastante difícil
responder. Es verdad que hay aspectos que tengo claros respecto a cómo voy a
ser como futura docente. Sin embargo, hay muchos otros que se podría decir que
no tengo ni idea ahora mismo, pero sé que iré construyéndolos durante estos
cuatro años y durante toda mi carrera profesional.
En primer lugar, cabe decir que,
para ser una buena docente, hay que tener sensibilidad, ser afectuoso, empático
y sobretodo, que te gusten los niños y que te apasione la educación. Los niños
son niños y hay que tratarlos como lo que son. Hay que comprenderlos, que se
sientan escuchados y tenderles tu mano con cualquier cosa que necesiten. Si no
te gusta tu trabajo, si no eres feliz con él, conseguirás transmitir ese
sentimiento a tus alumnos. Pienso que en las aulas hay que transmitir siempre
positividad y evitar la negatividad lo máximo posible, intentar dejar los
problemas personales aparcados y olvidarte de ellos por esas cinco horas. Así,
me parece muy importante que un docente tenga todas estas características.
En segundo lugar, hablando de la
metodología, es cierto que me gustaría ser una docente “diferente” a lo que
predomina en las escuelas de nuestro país. Mi objetivo principal sería que los
niños siempre tuviesen ganas de ir al colegio y que disfrutasen aprendiendo.
Para ello, en primer lugar, eliminaría los exámenes y utilizaría otros métodos
de evaluación. Prefiero claramente una valoración cualitativa en lugar de
cuantitativa. Creo que es mejor definir con palabras que a través de un simple
número. Otro aspecto que evitaría sería mandar deberes para casa. Es algo que
nunca he visto necesario. Mejor trabajar en clase, con ayuda del maestro, que
en casa, ya que no sabemos la situación de cada alumno, si las familias podrán
echarles una mano con las tareas o no. Considero también que los libros de
texto son un atraso para la educación, mejor es contar con la palabra del
profesor que con unos folios llenos de letras.
Además, para mí sería primordial
fomentar el trabajo colaborativo y en grupo. Es un hecho que el aprendizaje es
mucho más eficaz cuando lo aprendes gracias a tus iguales que cuando lo
adquieres gracias a un experto, en nuestro caso, el docente. El trabajo
colaborativo crearía aprendizajes constructivos y significativos. Estos tipos
de conocimiento también se consiguen con mayor eficacia si empleamos la
práctica en nuestra actividad docente. Mejor practicar y aprender, en este
orden, que aprender y practicar. Para ello, podemos realizar infinidad de
actividades con el alumnado, incluso excursiones, que facilitarán los procesos
de interiorización del conocimiento. Un ejemplo lo constituyen los grupos
interactivos que lleva a cabo el colegio Cervantes, donde voy algunos miércoles
de voluntaria. Pueden incluso acudir las familias a estas actividades,
construyendo ese vínculo necesario entre familia y centros educativos. Me
parece realmente positivo.
Como resumen, podría decirse que
busco ser una maestra diferente, que rechace el método tradicional de
enseñanza. Busco cosas nuevas, innovar, aprender. Espero que la carrera que
estoy estudiando me dé las herramientas y los conocimientos necesarios para
poder llevar a cabo ese cambio que tanto necesitamos en la educación.