viernes, 8 de abril de 2016

¿Qué maestra quieres ser?

El tratarse de una pregunta tan amplia, compleja, incluso, el hecho de estar planteada en el primer año de carrera, hace que me resulte bastante difícil responder. Es verdad que hay aspectos que tengo claros respecto a cómo voy a ser como futura docente. Sin embargo, hay muchos otros que se podría decir que no tengo ni idea ahora mismo, pero sé que iré construyéndolos durante estos cuatro años y durante toda mi carrera profesional.

            En primer lugar, cabe decir que, para ser una buena docente, hay que tener sensibilidad, ser afectuoso, empático y sobretodo, que te gusten los niños y que te apasione la educación. Los niños son niños y hay que tratarlos como lo que son. Hay que comprenderlos, que se sientan escuchados y tenderles tu mano con cualquier cosa que necesiten. Si no te gusta tu trabajo, si no eres feliz con él, conseguirás transmitir ese sentimiento a tus alumnos. Pienso que en las aulas hay que transmitir siempre positividad y evitar la negatividad lo máximo posible, intentar dejar los problemas personales aparcados y olvidarte de ellos por esas cinco horas. Así, me parece muy importante que un docente tenga todas estas características.

            En segundo lugar, hablando de la metodología, es cierto que me gustaría ser una docente “diferente” a lo que predomina en las escuelas de nuestro país. Mi objetivo principal sería que los niños siempre tuviesen ganas de ir al colegio y que disfrutasen aprendiendo. Para ello, en primer lugar, eliminaría los exámenes y utilizaría otros métodos de evaluación. Prefiero claramente una valoración cualitativa en lugar de cuantitativa. Creo que es mejor definir con palabras que a través de un simple número. Otro aspecto que evitaría sería mandar deberes para casa. Es algo que nunca he visto necesario. Mejor trabajar en clase, con ayuda del maestro, que en casa, ya que no sabemos la situación de cada alumno, si las familias podrán echarles una mano con las tareas o no. Considero también que los libros de texto son un atraso para la educación, mejor es contar con la palabra del profesor que con unos folios llenos de letras.

            Además, para mí sería primordial fomentar el trabajo colaborativo y en grupo. Es un hecho que el aprendizaje es mucho más eficaz cuando lo aprendes gracias a tus iguales que cuando lo adquieres gracias a un experto, en nuestro caso, el docente. El trabajo colaborativo crearía aprendizajes constructivos y significativos. Estos tipos de conocimiento también se consiguen con mayor eficacia si empleamos la práctica en nuestra actividad docente. Mejor practicar y aprender, en este orden, que aprender y practicar. Para ello, podemos realizar infinidad de actividades con el alumnado, incluso excursiones, que facilitarán los procesos de interiorización del conocimiento. Un ejemplo lo constituyen los grupos interactivos que lleva a cabo el colegio Cervantes, donde voy algunos miércoles de voluntaria. Pueden incluso acudir las familias a estas actividades, construyendo ese vínculo necesario entre familia y centros educativos. Me parece realmente positivo.


            Como resumen, podría decirse que busco ser una maestra diferente, que rechace el método tradicional de enseñanza. Busco cosas nuevas, innovar, aprender. Espero que la carrera que estoy estudiando me dé las herramientas y los conocimientos necesarios para poder llevar a cabo ese cambio que tanto necesitamos en la educación.

jueves, 31 de marzo de 2016

Malditos deberes

          He tenido la oportunidad de visualizar un magnífico reportaje sobre la cantidad desmesurada de deberes que los niños españoles tienen que hacer en sus casas diariamente. Me ha parecido realmente interesante y muy útil para los docentes. Este es el enlace del programa:

          http://www.mitele.es/programas-tv/cintora-a-pie-de-calle/temporada-1/programa-2/

sábado, 5 de marzo de 2016

Actividades diferentes; actividades que te marcan

            Me apasiona la profesión para la que estoy estudiando. Siempre supe que no era nada fácil ser maestra a pesar de los comentarios despectivos que he tenido que escuchar acerca de lo que estoy estudiando. Es más, conforme voy aprendiendo, más difícil me parece la tarea de ser docente. Pero a su vez, conforme voy aprendiendo, también veo que no es imposible ser una buena maestra; poner mi granito de arena para construir algo diferente y formar parte del cambio de la educación que necesitamos.

            Es cierto que hay momentos en los que me planteo si aquello que me están enseñando en la carrera sirve verdaderamente para lograr ser una buena maestra. Pero después llega la asignatura de didáctica general y me rompe todos los esquemas; me hace ver que estoy enamorada de mi futura profesión.

            Ayer hicimos una videoconferencia con Noelia y Manuel, profesores de didáctica en la UCA. Simplemente me encantó. Me pareció verdaderamente una actividad muy motivadora, interesante e inspiradora. Se trata de una actividad que nos acerca a la realidad y que realmente nos marca, que es lo que necesitamos.

            ¿Cómo pueden ir los niños con gusto a la escuela? Esta primera pregunta que formularon mis compañeros a Noelia y Manuel me pareció clave, al igual que me pareció clave la respuesta que nos dieron. Ciertamente, hay que proponer a los niños actividades interesantes, con las que investiguen, opinen, busquen, reflexionen… El niño debe ser el protagonista de su propio aprendizaje. Solo así aprenderá verdaderamente y obtendrá un conocimiento significativo y constructivo.

           Asimismo, la creatividad siempre debe tener cabida en el aula. Se trata de un elemento esencial del ser humano, ¿no? Pues a pesar de esto parece que la escuela quiere reprimirla y dar preferencia los conocimientos teóricos. Desvalorizando las artes se está consiguiendo desgraciadamente esto.

         Tanto Noelia como Manuel afirmaron no estar de acuerdo con la escuela tradicional. Personalmente comparto su opinión. Me gustaría resaltar un comentario de Manuel que me llamó la atención: “La escuela se parece a una misa. El maestro explica y los alumnos simplemente escuchan”. Nada más cerca a la realidad. Así los niños pierden la atención, se aburren, desconectan y realmente no aprenden. Lo que hay que hacer es fomentar el trabajo colaborativo y la cooperación entre los niños para que ellos se conviertan en protagonistas. No es tanto el seleccionar los contenidos, sino el cómo aplicarlos. Lo que aprendamos debe ser útil, debemos utilizarlo en nuestra vida diaria, sino es obvio que lo olvidaremos. Enseñar no es aprender; memorizar no es aprender. Esto es lo que pasa con el método tradicional de enseñanza.

            La inclusión social es un tema que personalmente me interesa muchísimo, por lo que me encantó que Noelia y Manuel lo trataran.  Así, nos transmitieron la necesidad de conseguir una buena inclusión social en las aulas, donde el contexto se adapte al sujeto. Para ello proponen como medida fundamental quitar los deberes y los exámenes. Es que, yo me planteo: si la sociedad está cambiando, ¿por qué no cambia a su vez la educación? No puede ser que nos quedemos estancados en los mismos métodos que se llevan a cabo desde hace décadas. Tenemos que mejorar y para mejorar hay que cambiar.

            Cada alumno tiene unas circunstancias diferentes. Como decía Ortega y Gasset "yo soy yo y mis circunstancias". Y es que, cada familia es distinta y no sabemos si los niños pueden ser ayudados por su familia a la hora de hacer los deberes. Por tanto, tenemos que tener cuidado con esto. Es muy preferible que hagan las tareas correspondientes en clase para que los alumnos puedan ayudarse y colaborar entre ellos y con el maestro. En cuanto a los exámenes, podría optarse por otros sistemas de evaluación diferentes. A mi parecer, sería mucho más positiva una valoración cualitativa que cuantitativa. Mejor definir a través de palabras que a través de un número.

            Me encantaron los consejos que nos dieron al finalizar la conferencia. Los voy a coger y llevar a cabo en la medida de lo posible. Es una gran idea empaparse de experiencias de innovación y ver qué hacen en muchas escuelas, pues aquello que nos estuvieron explicando es una realidad; se lleva a cabo en numerosos colegios y funciona. También nos aconsejó que debemos formarnos lo mejor posible. Y es que, nuestra formación no acaba tras los cuatro años de carrera, sino que el docente debe renovarse, reciclarse y mejorar a lo largo de toda su experiencia profesional. Nunca debemos olvidar nuestras ganas de aprender y nuestra hambre por saber más y más. Solo así lograremos ser unos buenos docentes.

sábado, 27 de febrero de 2016

Diarios de la calle, una película muy recomendable







           Ayer visionamos una película en clase llamada "Diarios de la calle". Me resultó muy interesante. Independientemente de que la película es entretenida y pasas un buen rato viéndola, también te hace reflexionar y replantearte muchas ideas que sin darnos cuenta damos por hecho.

            Me llamaron la atención muchísimos elementos de la historia. Creo que una persona como yo, que quiere ser docente, ve la película desde una perspectiva un poco diferente. Por eso, me intenté fijar en todos los detalles: la metodología del profesorado, la disposición de la clase o la actitud de los alumnos.

            Para empezar, la profesora me pareció alucinante. Me da la esperanza de que cuando algo se quiere, se puede. Me apasiona su vocación y sus ganas de conseguir lo que parecía imposible. Me pone los pelos de punta pensar que la película está basada en hechos reales. Así, me hace reflexionar incluso más. Me hace ver que el esfuerzo merece siempre la pena.

            Creo que estamos simplemente acostumbrados a seguir el método tradicional de enseñanza, es decir, el profesor explica y los alumnos escuchan o solo oyen. ¿Es este el mejor método para aprender? No sé, pero es cierto que los alumnos deberían tener una participación mucho más activa en el proceso de aprendizaje, convertirles a ellos en protagonistas. Esto podemos verlo en la película a través de los diarios que Erin manda a sus alumnos. Aquí podrán escribir aquello que ellos deseen; pueden aportar vivencias del pasado, del presente, letras de canciones, pensamientos, etc. Les da total libertad para que escriban lo que ellos quieran. Además, también les da el poder de decidir si prefieren que ella los lea o no. Me parece una actividad ideal; da un rol esencial al alumno y favorece sus desarrollos como persona.

            También es necesario situarnos en el contexto de la clase, ya que en el aula de Erin hay alumnos conflictivos en su mayoría, con numerosos problemas fuera y dentro de la escuela. Siempre, ante la diversidad de una clase, el profesor debe tener en cuenta las características individuales y grupales de sus alumnos, para lograr adaptar la enseñanza de una forma diferente en cada caso y favorecer en mayor medida al alumnado.

            Me parece profundamente positivo que la escuela sea inclusiva, no segregadora, ya que la educación es un derecho y debe ser accesible a todo el mundo, independientemente del sexo, de la etnia o del poder adquisitivo. Por eso siempre defenderé la escuela pública. El problema prioritario que existe en la clase de Erin es que los alumnos no aceptan a personas de otras bandas o etnias. Esto, por supuesto, no me parece correcto en absoluto, ya que debemos mirar a una persona por quien es, no por su procedencia. Necesitamos métodos que hagan erradicar este tipo de pensamientos, que solo traen odio y violencia. A mi parecer, la escuela actual se centra mucho en la transmisión de conocimientos teóricos: matemáticas, idiomas, lengua.., dejando de lado el aprendizaje de valores morales o incluso de la rama artística, por considerarse "subjetiva". Ya dije en mi anterior entrada del blog que no solo hay que dar importancia a los conocimientos "más teóricos", sino también a los "más prácticos".

            Otro elemento de la metodología de Erin que me llamó la atención es cómo trata que sus alumnos reflexionen acerca de su situación a través de una serie de actividades sobre el holocausto nazi, como leer el "Diario de Ana Frank" o con la charla de la mujer que ayudó a la familia de Ana a esconderse. A través de ellas, comprueban cómo el racismo, ese rechazo a personas de diferente etnia, es totalmente inmoral e inaceptable. Gracias a la lectura y a la muestra de ejemplos que podrían tener alguna semejanza con la situación de los adolescentes, les hace cambiar de parecer y situarse en una perspectiva totalmente diferente. Se convierten en una pequeña familia. Por eso debemos utilizar estas dos herramientas como elementos imprescindibles del aprendizaje. Así podemos conseguir motivar a los alumnos y que deseen aprender.

            Si hablamos de la disposición de la clase, vemos en la película varias colocaciones diferentes. Esto me gusta. No tenemos por qué guiarnos siempre por el método tradicional de tener los pupitres de uno en uno orientados hacia la pizarra. Podemos cambiarla, utilizando la disposición en círculo o en grupo. Que los alumnos se puedan ver entre ellos en clase, me parece un factor muy importante. Permite establecer mejores relaciones y fomentar un clima de cooperación y colaboración.

            Para concluir, me gustaría recomendar la película a todo el mundo. No solo es entretenida, sino también interesante y te permite reflexionar. Sé que podemos cambiar las cosas, pero no solo vale con imaginar, hay que actuar, no perder la ilusión y poner cada uno nuestro granito de arena para construir una educación diferente.

            Aquí dejo el trailer:










lunes, 22 de febrero de 2016

Tonucci, una gran inspiración

           Tras visionar una conferencia del pedagogo Francesco Tonucci, llamado también "Frato", he de decir que me ha hecho reflexionar bastante. Decididamente, no estoy de acuerdo con la escuela actual. Estoy totalmente convencida de que debemos de hacer algo para cambiarla y sé que, ciertamente, se pueden hacer muchas cosas para conseguirlo. Por eso, busco continuamente referentes que me inspiren, que me aporten cosas positivas, nuevos conocimientos, nuevas ideas, nuevas reflexiones... Nunca me gustó la conformidad, por eso defiendo totalmente la necesidad de cambiar radicalmente el tipo de escuela imperante para lograr mejorarla. Tal como dice Tonucci, creemos que la escuela "ha cambiado" por el simple hecho de que nuestros políticos modifican y derogan habitualmente las leyes educativas, pero si profundizamos y pensamos verdaderamente... ¿de verdad la escuela se ha transformado? Coincido con Tonucci en que no. Al fin y al cabo continúa siendo un sistema selectivo, en el que unos alumnos son recompensados y otros son castigados. No creo que sea justo ni adecuado para el proceso educativo y de aprendizaje de un niño. No se potencian las aptitudes, no se fomentan las habilidades artísticas, sino al contrario, se hace hincapié en los puntos débiles de los niños y desvaloriza fuertemente el arte. ¿Por qué no dar importancia a aquello que verdaderamente nos hace mantenernos vivos? La música, la pintura o la danza deberían constituirse, claramente, como parte esencial de la educación de los niños del mañana. ¿Dónde quedó la creatividad, la imaginación o la subjetividad? No puede ser que por culpa de la educación que reciben los niños en la escuela, muchos de ellos piensen que "no valen para nada o no sirven para los estudios", porque pienso que cada niño está hecho para una actividad o rama determinada, a cada niño se le da bien algo diferente. El objetivo del maestro es encontrar esas habilidades y potenciarlas, nunca esconderlas o dejarlas en el olvido. De esta manera, me parece muy acertada la propuesta de Tonucci, de la creación de talleres, ya que cada niño podría centrarse en aquello que le gusta, aquello que le interesa y con lo que tiene mayor facilidad. Todos los niños se ayudarían entre ellos, apoyando al otro en aquella rama que mejor domina. Todos adquirirían un rol importante y no existiría esa desagradable "selección". Puede que nos resulte tarea complicada pensar en ideas de este tipo, pensar en la no existencia de exámenes, pensar en otro tipo de escuela... Esto es porque desde que nacemos estamos inmersos en una cultura que hace que interioricemos estas ideas sin ni siquiera dejarnos planteárnoslo. Sin embargo, el cambio es posible. Muchas escuelas y maestros de otros países o de nuestro propio país mantienen la ilusión de una educación diferente, llevando a cabo una educación por proyectos o una metodología diferente a lo predominante y... ¡Funciona! 

            No puede ser que muchísimos niños vayan a la escuela sin ganas y por obligación... Está claro que algo estamos haciendo mal. La escuela, como dice Tonucci, debería ser un lugar placentero y divertido, donde el aprendizaje siempre sea bienvenido. Para todo esto, también es necesario que escuela y familia vayan de la mano. Se complementen y estén en total feed-back continuamente. De hecho, ambos son agentes de socialización imprescindibles. Es importante el apoyo de las familias a los maestros y no siempre posicionarse de antemano de parte del niño/a, porque... ¡No siempre lleva la razón! En este aspecto, los padres deberían reflexionar y saber que no deben decir al niño "sí" siempre. Esto nunca lleva a una correcta y buena educación. 

            Cada familia tiene unas circunstancias o características socio-económicas diferentes y nunca sabemos la educación que los niños reciben por su parte, por tanto, la escuela debe ser garantía segura de una educación de calidad, dando una serie de bases culturales a los niños, incluyendo los valores morales. Utilizando el mismo argumento, Tonucci rechaza todo tipo de deberes, con lo que no podría estar más de acuerdo. La misión del docente es estar ahí cuando el niño/a trate de hacer la tarea, para ayudarlo en todo momento, guiarlo y reforzarlo. En cualquier caso, existe tiempo suficiente en clase para realizar las tareas que el maestro requiera. Los niños deberían dedicar sus tardes a ellos, a jugar, a reír, a disfrutar, a vivir. Así, el próximo día compartirían sus experiencias con lo compañeros... ¿No son suficientes las cinco horas mínimas que los alumnos deben estar en el colegio? 

            Las palabras de Francesco Tonucci me han resultado muy inspiradoras; me hacen ver que es posible crear una escuela diferente, donde los niños puedan disfrutar aprendiendo, que al fin y al cabo es lo más importante. 

            Para poder ver la conferencia de Francesco Tonucci en el Parque de las Ciencias de Granada, este es el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=IQHNuvjKWaE