lunes, 22 de febrero de 2016

Tonucci, una gran inspiración

           Tras visionar una conferencia del pedagogo Francesco Tonucci, llamado también "Frato", he de decir que me ha hecho reflexionar bastante. Decididamente, no estoy de acuerdo con la escuela actual. Estoy totalmente convencida de que debemos de hacer algo para cambiarla y sé que, ciertamente, se pueden hacer muchas cosas para conseguirlo. Por eso, busco continuamente referentes que me inspiren, que me aporten cosas positivas, nuevos conocimientos, nuevas ideas, nuevas reflexiones... Nunca me gustó la conformidad, por eso defiendo totalmente la necesidad de cambiar radicalmente el tipo de escuela imperante para lograr mejorarla. Tal como dice Tonucci, creemos que la escuela "ha cambiado" por el simple hecho de que nuestros políticos modifican y derogan habitualmente las leyes educativas, pero si profundizamos y pensamos verdaderamente... ¿de verdad la escuela se ha transformado? Coincido con Tonucci en que no. Al fin y al cabo continúa siendo un sistema selectivo, en el que unos alumnos son recompensados y otros son castigados. No creo que sea justo ni adecuado para el proceso educativo y de aprendizaje de un niño. No se potencian las aptitudes, no se fomentan las habilidades artísticas, sino al contrario, se hace hincapié en los puntos débiles de los niños y desvaloriza fuertemente el arte. ¿Por qué no dar importancia a aquello que verdaderamente nos hace mantenernos vivos? La música, la pintura o la danza deberían constituirse, claramente, como parte esencial de la educación de los niños del mañana. ¿Dónde quedó la creatividad, la imaginación o la subjetividad? No puede ser que por culpa de la educación que reciben los niños en la escuela, muchos de ellos piensen que "no valen para nada o no sirven para los estudios", porque pienso que cada niño está hecho para una actividad o rama determinada, a cada niño se le da bien algo diferente. El objetivo del maestro es encontrar esas habilidades y potenciarlas, nunca esconderlas o dejarlas en el olvido. De esta manera, me parece muy acertada la propuesta de Tonucci, de la creación de talleres, ya que cada niño podría centrarse en aquello que le gusta, aquello que le interesa y con lo que tiene mayor facilidad. Todos los niños se ayudarían entre ellos, apoyando al otro en aquella rama que mejor domina. Todos adquirirían un rol importante y no existiría esa desagradable "selección". Puede que nos resulte tarea complicada pensar en ideas de este tipo, pensar en la no existencia de exámenes, pensar en otro tipo de escuela... Esto es porque desde que nacemos estamos inmersos en una cultura que hace que interioricemos estas ideas sin ni siquiera dejarnos planteárnoslo. Sin embargo, el cambio es posible. Muchas escuelas y maestros de otros países o de nuestro propio país mantienen la ilusión de una educación diferente, llevando a cabo una educación por proyectos o una metodología diferente a lo predominante y... ¡Funciona! 

            No puede ser que muchísimos niños vayan a la escuela sin ganas y por obligación... Está claro que algo estamos haciendo mal. La escuela, como dice Tonucci, debería ser un lugar placentero y divertido, donde el aprendizaje siempre sea bienvenido. Para todo esto, también es necesario que escuela y familia vayan de la mano. Se complementen y estén en total feed-back continuamente. De hecho, ambos son agentes de socialización imprescindibles. Es importante el apoyo de las familias a los maestros y no siempre posicionarse de antemano de parte del niño/a, porque... ¡No siempre lleva la razón! En este aspecto, los padres deberían reflexionar y saber que no deben decir al niño "sí" siempre. Esto nunca lleva a una correcta y buena educación. 

            Cada familia tiene unas circunstancias o características socio-económicas diferentes y nunca sabemos la educación que los niños reciben por su parte, por tanto, la escuela debe ser garantía segura de una educación de calidad, dando una serie de bases culturales a los niños, incluyendo los valores morales. Utilizando el mismo argumento, Tonucci rechaza todo tipo de deberes, con lo que no podría estar más de acuerdo. La misión del docente es estar ahí cuando el niño/a trate de hacer la tarea, para ayudarlo en todo momento, guiarlo y reforzarlo. En cualquier caso, existe tiempo suficiente en clase para realizar las tareas que el maestro requiera. Los niños deberían dedicar sus tardes a ellos, a jugar, a reír, a disfrutar, a vivir. Así, el próximo día compartirían sus experiencias con lo compañeros... ¿No son suficientes las cinco horas mínimas que los alumnos deben estar en el colegio? 

            Las palabras de Francesco Tonucci me han resultado muy inspiradoras; me hacen ver que es posible crear una escuela diferente, donde los niños puedan disfrutar aprendiendo, que al fin y al cabo es lo más importante. 

            Para poder ver la conferencia de Francesco Tonucci en el Parque de las Ciencias de Granada, este es el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=IQHNuvjKWaE

3 comentarios:

  1. Laura, me llena de satisfacción tu trabajo. No creas que estoy de acuerdo con todo lo que dices, pero eso lo discutiremos con tus compañeros y con tus compañeras en clase. Lo que me gusta es la soltura con la que analizas, opinas y argumentas. Espero mucho de una maestra como vas a ser tú. Enhorabuena.

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  2. Pues sí que produce satisfacción encontrarse en primero con estudiantes críticos con esta capacidad de reflexión. Espero que en los próximos cuatro años no seamos capaces de quitarte esa energía y esa motivación ... Disculpa la injerencia; es lo que tienen los blogs, que todo el mundo, incluido un profesor a la deriva como yo, lo lee y recarga pilas para seguir trabajando.

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  3. Es lo que tienen los blogs... Que nos salimos del campus virtual para que todo el mundo pueda verlos y comentarlos. Gracias, Iván, por el tuyo.

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